He sido informada de que Mongo intenta cerrar este blog a base de denuncias de sus "amigos".
Un abrazo yayero,
La verdad SIEMPRE saldrá a la luz
La verdad SIEMPRE saldrá a la luz
Gilda dispuesta a sacar a la luz hasta el más sucio y encriptado secreto de nuestra querida Mongo...
Esta semana he tenido la valentía de adentrarme en el tuguri…
Digo la Sede Kawaiiana. Lo primero que he podido comprobar es que efectivamente hacen lo que les da la gana, vamos que en mi orinal hay menos porquería que en esa cueva...
Si consigues pasar dentro sin que el hedor a humedad y suciedad del interior no te vuelva a tirar por las escaleras que has subido, te encontrarás por el pasillo a mano derecha con la primera zona de cultivo de penicilina de Santa Coloma. Ah… ¿Que era una cocina? Perdona Ambrosia, ahora entiendo.
Entonces quizá esa cosa negra pegada a la mugre que cubre la encimera y cubierta de pelillos blancos debía de ser la merienda de nuestra querida Mongo. Claro que se entiende que no haya usado platos ya que se acumulan en un fregadero más seco que el Sáhara, ya que nuestra querida Mongo ha decidió afrontar la crisis por la vía más sana: La guarrería.
(Cocina de la sede después de la cena)
En resumen para quien no lo haya pillado, que no paga el recibo del agua y por eso su sede parece un vertedero. Pero no os creáis que Mongo no lo intenta. La pobrecilla hace uso de los pocos conocimientos de limpieza que le debió inculcar su familia: la lejía desinfecta. Sí mi querida Mongo, pero la lejía corrompida no, que huele a huevos podridos. Sabemos que lo hiciste para disfrazar tu olor corporal, pero es que las pestes se suman y hace que den ganas de tirarse por la ventana (que por cierto se cae a pedazos de vieja).
Pero no nos adelantemos. Antes hay que pasar por el lavabo que más bien parece una extensión de las cloacas. ¿¿¿¿Dónde se ha visto que un lavabo pueda tener vida más inteligente que Mongo creciendo por las paredes???? Por supuesto en la sede kawaii. Veremos si es tan kawaii cuando el moho negro que abunda en vuestro sanitario se os coma mientras celebráis una de esas “no-siestas” (quien inventó semejante estupidez…). Y por supuesto al no contar con agua corriente el detritus humano y no tan humano (por llamarlos de alguna manera fina) se acumula en la taza del wáter esperando a que Mongo vaya a comprar la garrafa de agua del mes para poder echarla por el retrete (es que hoy no tocaba, se excusa). Un consejo Mongo, las escobillas no son para rascarse la espalda.
Y llegamos a la salita de estar. Un sofá polvoriento que parece sacado de una película de terror, te invita más que a sentarte a salir por patas antes de que te coja un ataque de asma. Las kawaianas disimulan su asco y su malestar ante Mongo con pequeñas toses disimuladas que claramente revelan un desesperado grito de…¡¡¡Pasa el plumero de una vez pedazo de guarra!!! Mongo se excusa con un, es que lo limpiamos ayer y hoy vuelve a estar algo sucio… Si los sofás tuviesen vida, éste ya estaría llamando al inspector de sanidad.
En el centro de la sala nos espera una tambaleante mesa que amenaza con caerse de un momento a otro, hecha artesanalmente por un familiar según ella. Rescatada de un contenedor y mal fijada con un par de tornillos diría yo. Y un consejo a los audaces visitantes de este museo de los horrores, las sillas están igual o peor que las mesas. Es como un huevo Kínder, viene con sorpresa. Quién sabe qué te tocará: desplomarte al suelo o quedarte pegada por la mugre.
(Sofa de la Sede)
Pero no nos entretengamos en la salita que aun pillaremos algo, pasemos a la sala de la no-siesta. El orgullo de Mongo por ser la sala más bien decorada de la casa. Sacando el hecho de que las paredes son de un lavanda tan pasado de moda como su jersey de dálmatas, no tiene ni un mueble; muy zen vaya. Y ¿os las imagináis durmiendo allí tumbadas? ¿Os dan arcadas? Pues creedme que el suelo está más limpio que el sofá (he ahí la razón de, que ni la misma Mongo con lo egoísta que es ,se lo pidiese para dormir).
(La sala lavanda, con la hermana chorizeando productos de Kitty en Paypal)
Disculpad a esta pobre yaya pero no os puedo dar detalles del cuarto del “orden”. Yo más bien lo llamaría el cuarto de “coge todo lo que puedas del vertedero y échale mano a todas las porquerías de los chinos y ayúdame a cerrar la puerta que va a reventar”. Un auténtico caso de síndrome de Diógenes. Aunque no os habrá sido difícil deducir viendo las cosas que venden en los stands (si os lo preguntabais, sí, todo sale de ese cuarto; no os recomiendo tocarlo sin guantes anti gérmenes).
(Mongo y los Kawaiianos intentado disimular la olor.)
Me despido del cactus muerto de asco (de verdad, cuando digo muerto es muerto, porque claro, ¿Si no tiene agua para tirarle al retrete cómo va a tener para el pobre cactus? Aunque olía extrañamente a lejía…) y me dirijo a mi residencia para meterme directa a la ducha y someterme a una desinfección a fondo que es lo que deberíais hacer vosotros si queréis visitar ese antro.
Se despide de vosotros vuestra yaya Gilda. Haced el rock y no la guerra. Bueno, hacedlo todo que es mas divertido. Un besote y un tirón de mejillas en especial a los kawaianos que han tenido que pasar por el mismo suplicio que yo, ¡me debéis muchos comentarios por este reportaje! Aun me pica todo… agh…
Vicenta Ermenegilda Acensión de los Rosales.
Reportaje: Ermenegilda
Fotomontajes: Agnes