(parte II)
A medida que Mongo fue creciendo se descubrió una dependencia vital entre ella y unos pequeños seres: los piojos. La primera vez que Mongo tuvo piojos sus padres intentaron quitárselos, pero se percataron de que la “niña” (¿?) se ponía enferma con mucha facilidad. Con el paso del tiempo, Mongo volvió a coger piojos y recuperó su vitalidad.
La respuesta a esto es simple: Mongo tiene una dependencia con los piojos llamada simbiosis. Ellos no pueden sobrevivir sin ella, ni ella sin ellos. A día de hoy se piensa que cada piojo piensa unos 300 gr (S.I), ya que han crecido con ella.
Piojos de Mongo
Mongo protege a los piojos de las aves y ellos a cambio le proporcionan alimento a esas horas de la tarde en que el estómago ya ruge de forma sospechosa. Y no creáis que son ruidos como el resto de los humanos, no, no.
Según los científicos los ruidos de Mongo están formados por una serie de ondas, las cuales pueden alcanzar una frecuencia de 800 y 1000 Hz. Es decir, si Mongo no come, la población mundial se queda sorda.

Continuará en la parte III
Mª Ambrosia Rogelia
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